He aquí* algunos indicadores de resiliencia, que nos pueden ayudar a detectar el grado de resiliencia de nuestro vecinado, barrio, calle, pueblo o ciudad o incluso de un diseño de permacultura:

• El porcentaje de alimentos consumidos localmente que se produjeron dentro un radio concreto desde el centro de la ciudad.

• La cantidad de moneda local con respeto a la cantidad total de dinero en circulación.

• El ratio de espacios de aparcamiento para coches con respeto a usos productivos del terreno.

• La cantidad de empresas con propietarios locales

• La proporción de personas empleadas localmente

• Las distancias medianas que recorren los trabajadores a diario para ir y volver de su trabajo dentro de la ciudad

• Las distancias medianas que recorren los trabajadores que viven en la ciudad y trabajan fuera, para ir y volver de su trabajo

• El porcentaje de la energía producida localmente

• La cantidad de material de construcción local renovable, reutilizable y sin efectos tóxicos para las personas y el medio utilizados

• La proporción de bienes esenciales que se producen dentro de la ciudad

o a breve distancia

• La proporción de los residuos compostables que se compostan de verdad

• El grado de implicación de la comunidad local en el trabajo de transición

• La cantidad de tráfico en las carreteras locales

• El porcentaje de medicamentos recetados localmente que se

produjeron dentro de una distancia mínima determinada

• La cantidad de jóvenes de 16 años capaces de cultivar 10 variedades de hortalizas con un nivel básico concreto de competencia

• La cantidad de profesionales locales especializados en "trabajo interior"

(profesionales de la salud mental, lideres espirituales y religiosos, etc.) que

están preparado/as para tratar los asuntos que surgen en las personas que tienen que aprender a hacer frente a un cambio radical de dirección en el

futuro

• El porcentaje de agua de lluvia que haya sido captado localmente

• El porcentaje de superficie sellada que está preparada para absorber y hacer infiltrar agua de lluvia

• El porcentaje de edificios ya construidos que han sido aislados y reformados con características bioclimaticas

• La cantidad de agua que se envía a las cloacas con respeto de aquella que se trata localmente con métodos biológicos

Solidaridad y resiliencia**

Pero a parte de todas estas habilidades, ciertamente básicas para demostrar, cuantitativamente, cuanto es resiliente la ciudadanía de una urbe (grande o pequeña que esta sea), hay otra característica que es también fundamental para la resiliencia y esta es la capacidad de solidaridad entre los miembros de la comunidad14. Es noto a todas como la vida en las grandes ciudades de los países industrializados, tiende a fomentar valores más bien individualistas y la competencia entre personas, llegando al extremo de que vecinos de un mismo edificio muy a menudo ni se conocen y ni se saludan. La solidaridad puede definirse como un sentido de un propósito común, de compartir responsabilidades. Ahora bien, estas responsabilidades comunitarias tales como cuidar de la naturaleza, la educación de los jóvenes y, más en general, la preservación de los bienes comunitarios, las hemos delegado al gobierno y a las ONGs y en muchos casos a también a las corporaciones y ahora nos sorprendemos de que muchas de estas cosas no funcionen, puesto que especialmente las corporaciones no están interesadas en preservar estos bienes comunitarios. Así que un punto clave para crear ciudades resilientes es encontrar la manera de que sus habitantes se solidaricen entre ellos y vuelvan a retomar la responsabilidad de cuidar de los bienes entendidos como comunitarios.

*The Transition Handbook, Dartington, Totnes, devon TQ9 6EB: Green Books, 2008, ISBN 978 1 900322 18 8

**Extraído de articulo aun sin publicar de Antonio Scotti: "Ciudades Resislientes"